¡El cierre fiscal 2021 está muy próximo! Es necesario acabar de tomar las decisiones que más nos convengan antes de terminar el año y realizar la planificación fiscal del 2022 según la normativa vigente.
Hacer el ejercicio de análisis del cierre fiscal nos puede ayudar a obtener información valiosa sobre nuestra actividad de cara al siguiente ejercicio. Si lo hacemos antes de finalizar el año, podemos anticiparnos para obtener alguna ventaja.
¿Por qué es de gran utilidad realizar un pre-cierre en el último trimestre del año?
Porque nos ayuda a detectar facturas que no se trajeron a tiempo, que tenemos duplicadas, que no cuentan con los datos o requisitos necesarios para deducir el gasto, y a tomar las mejores decisiones sobre qué medidas podemos adoptar:
- Adelantar inversiones y amortizaciones: si hemos tenido un buen año a nivel de facturación, es el momento de realizar alguna de las inversiones que tenemos pendientes. Muchas empresas que han solicitado créditos tienen la oportunidad de quitarse parte de estas obligaciones si han tenido un buen año. Recuerda que son gastos deducibles que, si los hacemos en el momento oportuno, van a ahorrarnos un poco más. Lo ideal es realizar el gasto cuando a nosotros nos interesa, no esperar a tener un problema para tener que realizarlo.
- Amortizar el plan de pensiones antes de que acabe el año: muchos autónomos cotizan por la base mínima; pero si a final de año les ha ido bien, deberían realizar alguna aportación a su plan de pensiones. Este año es más importante este apartado porque para 2022 van a bajar la deducción fiscal de dichos planes, dejando en 2.000 euros la aportación máxima deducible, que actualmente está en 8.000. Si tenemos posibilidad, mejor hacer una aportación extra antes de final de año que a principios de 2022
- Seguro de salud: son deducibles con un límite de 500 euros al año para el interesado, pero también se pueden deducir lo de sus hijos y cónyuge. Si estamos interesados en contratar uno, mejor hacerlo a final de año y pagar una cuota anual.
- Gastos del vehículo: el gasto de leasing es deducible en muchos casos, además incluye seguro y mantenimiento del vehículo. De esta forma es más fácil amortizar dicho gasto.
- Realizar análisis de la situación financiera de la empresa: al cierre del ejercicio se deberían realizar las dotaciones de provisiones de fondos. Es el momento adecuado para recuperar el IVA de las facturas impagadas y que sabemos que ya no cobraremos.
Retribuciones de socios administradores y trabajadores de la sociedad: a menudo reciben un incremento salarial al finalizar el ejercicio, fruto del resultado de la empresa. Dicha retribución supone un gasto fiscalmente deducible para la sociedad, pero hay que tener precaución con la repercusión fiscal en la declaración de la renta del socio o trabajador. Otra posibilidad es repartir dividendos con cargo a las reservas, aunque esto no suponga un gasto fiscalmente deducible para la sociedad.
Además, bien como ciudadanos o como empresarios, ¿es importante una correcta Planificación Fiscal? Sí, siempre que queramos aprovechar al máximo las ventajas, incentivos y beneficios que ofrece la legislación.
¿En qué consiste dicha planificación? La planificación fiscal consiste en establecer un modelo sistemático que se elabora anticipadamente para dirigir una acción y encauzarla; con el objetivo de minimizar, o diferir, siempre dentro de la legalidad, la carga tributaria del contribuyente.
No existe planificación fiscal cuando las medidas se adoptan con posterioridad, que es lo que sucede en muchas ocasiones. Llegado el momento de la liquidación de los impuestos, poco o nada se podría hacer ya. Es importante realizar cierres contables parciales y realizar las estimaciones antes. Esto, junto con reuniones periódicas con los gerentes de la empresa, nos permitirá establecer estrategias fiscales que adecúen la carga tributaria y minimicen el costo impositivo.
Así, obtenemos una ventaja competitiva importante respecto a nuestra competencia.
La reunión anual de planificación fiscal es fundamental para tomar el control y solventar con éxito la presión fiscal de cada año. Ventajas:
- Flujo de caja mejorado
- Configuración y seguimiento de objetivos más eficaz y adaptado al día a día
- Más control sobre el dinero y capacidad para anticipar pagos y gastos
- Toma de decisiones mejorada
Los impuestos a pagar pueden variar sustancialmente en función de la planificación que se practique. La elusión y el fraude no son las soluciones, ya que conllevarán recargos y sanciones.
La planificación es algo que actúa dentro del marco legal y que no conlleva el impago de los impuestos. Consiste en el estudio y la evaluación de los impuestos que tiene que abonar la empresa dentro de la legalidad vigente para ver el impacto que generan y hacer el análisis fiscal acertado de una empresa para reducirlos. Sin embargo, la evasión fiscal implica el hecho de evitar el pago de los impuestos, realizando las acciones de forma ilícita.
Objetivos de la planificación fiscal:
Diferimiento en el pago de los tributos: realizar los pagos en el momento que más nos convenga. Productos como planes de pensiones o fondos de inversión nos permiten aplazar el pago de tributos hasta la jubilación y reembolsarnos las ganancias respectivamente.
Ahorro fiscal: conseguir el tipo marginal lo más bajo posible y optimizar la carga tributaria de la empresa.
Gestión del riesgo fiscal: posibilidad de realizar modificaciones en las normas tributarias e incluso en las distintas interpretaciones de la ley que pueden surgir por parte de las autoridades tributarias y los tribunales.
Es importante tenerlo en cuenta, y valorar con un experto las posibles consecuencias que puedan derivarse de nuestra planificación fiscal.
Casi todos los tributos son planificables. Las acciones que decidamos llevar a cabo pueden afectar tanto a uno como a varios de ellos. Es necesario tener en cuenta todos los impuestos que nos afectan, así como los territorios que afectan a cada impuesto, o las bonificaciones y deducciones que se aplican en cada territorio. De esta forma, podremos tomar las decisiones adecuadas para nosotros.
En los impuestos indirectos (IVA), el margen para la planificación es más reducido que en los impuestos directos (IRPF, IMPUESTO SOCIEDADES), que contemplan determinadas situaciones subjetivas del sujeto pasivo a través de deducciones e incentivos. Son beneficios fiscales que se deben valorar en el momento de toma de decisiones, ya que pueden ser el factor esencial que nos permita disfrutar de algún margen de maniobra.
Tener constancia en la planificación para optimizar al máximo el pago de impuestos; maximizar las deducciones a las que tengamos derecho; y contar con información exhaustiva, detallada y actualizada sobre la actualidad fiscal son buenas prácticas que nos ayudarán con nuestra planificación fiscal.
Otra clave es la anticipación. En el caso de impuestos anuales (IRPF/PATRIMONIO), lo mejor es estudiar con antelación cada ejercicio y decidir las acciones oportunas. No esperar al final del mismo.
Consejos y estrategias:
Esta planificación debe llevarse a cabo todos los años para mantenerse al día con los cambios en nuestros negocios, y estar al tanto con los cambios de normativa.
Es importante planificar cuidadosamente los pagos de impuestos para evitar gastos innecesarios. Programar los pagos de impuestos con anticipación y presupuestarlos con mucha antelación.
Adelantar otros gastos: esta estrategia implica aprovechar la posibilidad de adelantar otros gastos, y poder obtener la deducción en el año en curso; reduciendo así las obligaciones tributarias inmediatas.
Variar cuotas: en algunos casos variar las cuotas y las cotizaciones puede evitar pagar en exceso en el IRPF. Tener este efectivo adicional puede brindar la capacidad de usarlo para pagar otras facturas o reducir deudas. Esta estrategia ayuda a equilibrar el flujo de efectivo y recuperar el control sobre el dinero acorde a nuestras necesidades o preferencias durante la mayor parte del año.
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